Mi nieto es el pedacito de cielo que la vida me regaló. Es una segunda oportunidad que los dioses me han obsequiado para hacer las cosas bien, para seguir construyendo futuro. Es mi ocasión de amar sin medidas y sin preocupaciones adicionales.
Ese niño, fruto del amor de aquel pequeño ser que vi nacer, hoy es mi todo. Me da el aliento necesario para superar los achaques de la edad. Es él quien me da razones para continuar habitando este mundo, tan solo para permanecer a su lado.
Mi nieto se ha convertido en el oxígeno que hoy me permite vivir el día a día de manera intensa. Es ese pequeño universo por el que giro noche y día. Fuente de admiración y adoración profunda, llena de color mi hogar con cada visita y colma de felicidad los últimos tramos de mi existencia.
Mi pedacito de cielo, mi mundo, mi universo y mi todo. Eso es mi nieto para mi desde de su llegada. Por eso solo deseo que tenga una vida plena y feliz, y le pido a Dios poder disfrutarla junto a él cuanto sea posible. Pues si algún sentimiento de tristeza o dolor se asoma, quiero ser quien le seque las lágrimas y esboce en su rostro una mueca de alegría.
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