El buen funcionamiento de este órgano es fundamental para un buen estado de salud general. Las cenas y comidas copiosas que acumulamos desde hace unas semanas dificultan la eliminación correcta de toxinas. Cuando esto ocurre, el cuerpo se «queja» y envía señales. Veamos las principales.
1 / 8 Digestiones difíciles
Este síntoma puede manifestarse de diversas maneras. Algunas de las más habituales son: sensación de pesadez y de tener el estómago sucio, gases, digestiones lentas y molestias intestinales.
- En ocasiones, especialmente después de una comida grasa, es posible que sientas náuseas.
2 / 8 Cansancio
El hígado es el principal responsable de la obtención de energía del organismo, ya que interviene en el metabolismo de los hidratos de carbono, lípidos y proteínas.
- Si se sobrecarga por el exceso de toxinas, los niveles de energía descienden y te sientes cansada. También puedes tener frecuentes dolores de cabeza.
3 / 8 Estreñimiento
Una de las señales que acompañan a un hígado con problemas es la aparición de irregularidad a la hora de ir al baño. Si ya padeces estreñimiento, puede acentuarse.
- Es posible que notes mal aliento (halitosis) y la lengua “sucia” (blanca o amarillenta).
4 / 8 Aumento de peso
La acumulación excesiva de toxinas en el hígado interfiere en su capacidad para ayudar a digerir las grasas. Por lo tanto, afecta a los procesos que ayudan a removerlas del organismo.
- Esta situación dificulta mantener un peso saludable, incluso cuando se sigue una dieta controlada en calorías.
5 / 8 Sudoración y mal olor corporal
Las dificultades que se producen por la retención de toxinas pueden causar sudoración excesiva y olores desagradables.
- La razón es que el cuerpo trata de regular la temperatura, ya que la temperatura del organismo ha subido debido a su lucha contra los agentes tóxicos y bacterias.
6 / 8 Acné quístico
La aparición repentina de granos de acné puede indicar un problema hormonal o con origen en el hígado.
- Si los granos son grandes, inflamados y tienden a dejar cicatrices en la piel, es probable que su origen tenga que ver con el mal funcionamiento de este órgano.
7 / 8 Reflujo gastroesofágico
El reflujo podría indicar que el hígado está lleno de toxinas. Tras comprometerse las funciones de este órgano, el pH de la sangre se altera y provoca exceso de acidez.
- También se debilita el esfínter (músculo en forma de anillo), impidiendo el paso de los jugos ácidos.
8 / 8 Cambios en el estado de ánimo
Además de los efectos fisiológicos, cuando el hígado se sobrecarga, también pueden detectarse cambios a nivel emocional. En este sentido, aumenta la irritabilidad, el nerviosismo o el decaimiento.
- Revertir esta situación, pasa por poner la atención en solucionar los problemas por los que está pasando tu hígado.
¿QUÉ ALIMENTOS AYUDAN AL HÍGADO?
Este órgano requiere una alimentación equilibrada que contenga pocas grasas saturadas y azúcares refinados. Y, por otro lado, ha de aportar abundantes cereales integrales y legumbres.
También son adecuadas las verduras de hoja verde y las de tallo como el cardo o el apio. La alcachofa es especialmente beneficiosa y las cocciones al vapor las más indicadas.
Incluye en tu dieta semanal:
- Kiwis, fresas, naranjas o pimientos, por su vitamina C.
- Aguacates y aceite de oliva virgen extra debido a la vitamina E.
- Zanahorias y tomates, por la provitamina A.
- Carne roja, pescado, cereales integrales y frutos secos por su aporte en zinc.
- Nueces y marisco por su contenido en selenio.
- Manzanas, avena o ciruelas por la fibra soluble.
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